El color de los espejos. La sutileza de las botellas medio llenas de alcohol barato que no combinan con nuestra ropa de marca. La explosión del reloj cuando marca las doce y seguimos en la cama. El verbo 'follar', sin pasión ninguna. Londres oscura y tranquila y los días de compras en las calles de Dublin. Las canciones de rock que no escuchamos y las veces que vimos esa película donde los Rolling sonaban tan mayores. Los momentos en que repetimos, una y otra vez, las letras de Extremoduro y las mil y una veces que se me estremeció el alma. Los paseos por Madrid y los encuentros en Barcelona, las mañanas que nos pasábamos en la cama leyendo revistas de viaje y los momentos en que me explicabas tu infancia... Los días en que sí sonreías, agarrabas tu cámara y hacías una o dos fotos que conservo aún, entre hojas de libros que leímos por las noches en las que hacía frío.
Ahora vuelve el invierno y quizá si eche de menos todo eso... Quien sabe. Me queda el rock and roll, el alcohol, un billete de tren y dos o tres sueños sin romper.
No hay comentarios:
Publicar un comentario