miércoles, 11 de enero de 2012

Un billete de tren y dos o tres sueños sin romper


El color de los espejos. La sutileza de las botellas medio llenas de alcohol barato que no combinan con nuestra ropa de marca. La explosión del reloj cuando marca las doce y seguimos en la cama. El verbo 'follar', sin pasión ninguna. Londres oscura y tranquila y los días de compras en las calles de Dublin. Las canciones de rock que no escuchamos y las veces que vimos esa película donde los Rolling sonaban tan mayores. Los momentos en que repetimos, una y otra vez, las letras de Extremoduro y las mil y una veces que se me estremeció el alma. Los paseos por Madrid y los encuentros en Barcelona, las mañanas que nos pasábamos en la cama leyendo revistas de viaje y los momentos en que me explicabas tu infancia... Los días en que sí sonreías, agarrabas tu cámara y hacías una o dos fotos que conservo aún, entre hojas de libros que leímos por las noches en las que hacía frío.
Ahora vuelve el invierno y quizá si eche de menos todo eso... Quien sabe. Me queda el rock and roll, el alcohol, un billete de tren y dos o tres sueños sin romper.


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